Me encanta la música, casi de cualquier género. Todo depende del momento.
Me considero una fan, fan, fan de poster, como decía un presentador de televisión.
Ahorro cuando sé que va a caer algún concierto, estiro la manta lo máximo posible y casi sin ningún remordimiento.
He hecho colas a las tres de la mañana para ir a ver a U2. De esa cola salí a las 6 de la tarde con mis entradas y muy feliz.
Ahora todo es online y es un poco más complicado, porque las entradas se agotan a la velocidad de la luz, y encima hay gente que compra para revenderlas, dejándonos a los demás sin entradas, pero sigo haciendo colas virtuales, y pongo al que esté al lado mío a hacerlas también.
Me emociono cada vez que mi artista o grupo favorito gana un premio. Valoro el esfuerzo que ponen en sus actuaciones y el tiempo que dentro de su apretada agenda nos dedican para hacernos saber que agradecen nuestro cariño y entusiasmo hacia ellos.
Hay gente que no entiende el porqué de esto.
La música está ligada a momentos. Estos pueden ser agradables o no.
Pero volver a vivir cosas inolvidables a través de la música es una experiencia que todos hemos vivido.
¿Cuál es tu canción favorita? ¿Dónde estabas cuando la escuchaste por primera vez? ¿Con quién estabas?
Cierras los ojos y dejas que tu memoria pasee por esos ecos lejanos del pasado y te sumerges en la experiencia.
Vuelves a prestar atención a los detalles, a los olores, a los sonidos.
Pones esa canción una y otra vez, hasta que te la aprendes de memoria y la cantas a viva voz.
Cómo explicar que cuando escucho la música que me gusta, es sentir que todo tiene una razón de ser.
En los conciertos hay una energía, que al principio es sutil, pero a medida que va pasando el tiempo, es como una burbuja que se va inflando y está a punto de explotar.
Oyes los primeros acordes y la emoción contenida estalla. Sientes que has nacido para vivir ese momento con miles personas. Es euforia.
Cantas, ríes, lloras y sientes que las canciones están hechas a tu medida.
Los cantantes y nosotros nos convertimos en un solo ente. No existe más nada que ese momento.
Al salir, ves esa marea de gente que ha compartido contigo esas horas maravillosas y sientes que perteneces a algo muy grande.
Sientes un poco de tristeza porque se acabó, pero sabes que en futuro no muy lejano, vas a volver a vivir esta experiencia, con esos artistas que no te conocen pero tú sí a ellos y que han formado parte de tu vida regalándote experiencias inolvidables.
Puedo seguir explicando por qué me emociono cuando escucho una canción, pero en vez de eso, es mejor que tú mismo lo experimentes.
Piensa en esa melodía que te gusta, escúchala y déjate llevar.